LA IMPORTANCIA DE LA LIMPIEZA FACIAL
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y cumple diversas funciones entre las que destacan la protección frente a la entrada de microorganismos y rayos UVA, regula nuestra temperatura corporal, aguanta traumatismos gracias a su elasticidad, fabrica hormonas importantes en la edad menopáusica y vierte productos de desecho que libera nuestro cuerpo. Por ello es fundamental cuidarla y limpiarla a diario con productos específicos dependiendo del tipo de piel que tengamos.
El primer paso es una higiene suave mañana y noche, la podemos hacer con distintos productos en función de tu tipo de piel o preferencias dividiendo en dos grandes grupos: limpieza con o sin aclarado. Empezaremos con la limpieza que necesita aclarado, dentro de la cual tenemos:
*Gel limpiador: producto para usar sobre rostro humedecido haciendo pequeños movimientos circulares, retirar con abundante agua. Especialmente indicado para pieles mixtas que necesitan un extra de frescor ya que limpian la piel e impiden la obstrucción de los poros. Se debe realizar con agua fría por la mañana para tonificar y preparar la piel y con agua tibia por la noche para abrir el poro y limpiar mejor la suciedad que se haya podido acumular durante el día o simplemente desmaquillar. Cabe destacar la importancia del gel limpiador en pieles acnéicas con ingredientes antibacterianos y matificantes y en especial aquellos para personas que están en tratamiento anti-acné vía oral ya que están enriquecidos con aceite de jojoba o manteca de karité que evita la desecación extrema que les produce este tratamiento tan severo.
*Aceite limpiador: es el más indicado para las pieles secas y maduras ya que además de limpiar y desmaquillar suavemente la piel, dan un aporte de hidratación extra y forman una película muy fina sobre la piel que la protege sin efecto de tirantez. Formulados a partir de diferentes mantecas y glicerina se usan del mismo modo que los geles.
*Mousse limpiadora: producto espumoso y ligero indicado especialmente para las pieles más delicadas, aunque hoy en día encontrarás en el mercado mousses para todo tipo de pieles.
Si vives en una región donde el agua es especialmente dura (alto contenido en magnesio y calcio), notarás tu piel menos tirante si finalizas tu limpieza vaporizando sobre tu rostro agua termal, un agua rica en oligoelementos que calma, desensibiliza y suavizará tu piel.
Dentro del grupo de limpieza que no necesita aclarado encontraremos:
*Agua micelar: el favorito para la gran mayoría por su facilidad y rapidez de uso. Formulado a partir de micelas, unas moléculas que se agrupan envolviendo las partículas de suciedad para ser arrastradas después con un algodón. Indicado para todo tipo de pieles, en especial aquellas personas que busquen limpiar su piel en un solo gesto.
*Leche limpiadora: indicado para pieles sensibles y/o muy secas, limpian la piel dejándola con un tacto sedoso. Aplicar mediante movimientos circulares en rostro y cuello y retirar suavemente con un algodón.
*Tónico: paso posterior obligatorio a la leche limpiadora ya que nos ayuda a cerrar los poros, normaliza la piel después de la leche limpiadora reestableciendo su pH, revitaliza los tejidos y aumenta el riego sanguíneo en la zona. Aplicar con un algodón en suaves movimientos circulares y dejar que se seque por completo al aire.
Tan importante como la limpieza diaria es aplicar una vez o dos por semana un tratamiento intensivo que limpie en profundidad nuestra piel como son los exfoliantes faciales y las mascarillas. El exfoliante facial se trata de un producto que tiene unos gránulos que permiten arrastar las células muertas y ejercer una microcirculación en la zona lo que nos va a ayudar a renovar la piel, mantener su luminosidad, eliminar los puntos negros y a una mejor penetración de las cremas que usemos. Contraindicado en pieles acnéicas cuando el grano esté infectado (blanco con pus) ya que se puede diseminar la bacteria por el rostro afectando a más zonas. Un error muy común es aplicar sobre el rostro mojado y retirarlo rápidamente. Al contrario de lo que se piensa hay que dejarlo actuar unos minutos para que limpie bien el poro y después retirar con la ayuda de una esponja humedecida en agua tibia.
La mascarilla de limpieza se trata de un cosmético que dejaremos durante varios minutos en nuestro rostro para que actúe en profundidad y que hoy en día podrás encontrar en formato líquido o en hidrogel, un material oclusivo que se ajusta perfectamente a la piel cubriendo la totalidad del rostro.
Así que no te lo pienses más y empieza a mimar tu piel con un paso tan sencillo que mantendrá tu piel radiante y sin impurezas. Recuerda que para para obtener resultados hay que cuidarse a diario, en un futuro tu piel lo agradecerá.
Lorena Martínez
Farmacéutica adjunta